jueves, 14 de enero de 2010

Elegia a Ramón Sijé

Creo que solo Joan Manuel Serrat podía haberle puesto música y voz a este poema tan emocionante y profundo de Miguel Hernandez.
Me gusta mucho Serrat y muchísimo la poesía de Miguel.
Y me maravilla la unión de estos dos maravillosos poetas.








ELEGIA A RAMÓN SIJÉ

( En Orihuela, su pueblo y el mio, se me ha muerto como
del rayo, Ramón Sijé, con quien tanto quería.)

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.

Alimentando lluvia, caracoles
y órganos mi dolor sin instrumento,
a las desalentadas amapolas.

Daré tu corazón por alimento,
tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.

No hay extensión más grande que mi herida,
lloro mis desventuras y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos,
y sin calor de nadie y sin consuelo
voy de mi corazón a mis asuntos.

Temprano levanto la muerte el vuelo.
temprano madrugo la madrugada,
temprano estas rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra y a la nada.

En mis manos levanto una tormenta
de piedras, rayos y hachas estridentes
sedienta de catástrofe y hambrienta.

Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes.

Quiero minar la tierra hasta encontrarte
y besarte la noble calavera
y desamordazarte y regresarte.

Volverás a mi huerto y a mi higuera:
por los altos andamios de mis flores,
pajareara tu alma colmenera.

De angelicales ceras y labores,
volverás al arrullo de las rejas
de los enamorados labradores.

Alegraras las sombras de mis cejas
y tu sangre se ira a cada lado,
disputando tu novia y las abejas.

Tu corazón ya, terciopelo ajado,
llama a un campo de almendras espumosas
mi avariciosa voz de enamorado.

A las aladas almas de las rosas...
de almendro de nata te requiero,
que tenemos que hablar de muchas cosas,
compañero del alma, compañero.

Miguel Hernandez